He tenido el privilegio de acompañar al documentalista Jose Luis López-Linares y a su equipo en una breve visita a Roma para rodar el Monte Testaccio ; una oportunidad excepcional para visitar este extraordinario yacimiento arqueológico de importancia capital para el conocimiento de la organización de la producción y distribución del aceite de oliva de Hispania durante el apogeo del imperio Romano.
El Testaccio es un monte artificial de aproximadamente 1 km de diámetro y unos 50 metros de altura situado entre el rio Tíber y el Aventino, una de las siete colinas sobre las que se asienta la vetusta urbe.
En realidad se trata de gran vertedero, controlado por las autoridades imperiales, donde, entre los siglos I y III D.C. se acumularon millones de restos de ánforas olearias procedentes en un 80% de la Bética, (Andalucía) y el resto del norte de África. Este aceite era importado por el estado, para su distribución, junto con el trigo, entre la plebe romana con el objetivo de y evitar la alzas de precios y mantener así la paz social.
Según las estimaciones del equipo que dirige el profesor español José Remesal, director de la excavación, en lo que queda del monte- parte de su extensión original se perdió por distintos avatares de la historia – se acumulan los fragmentos de unos 25 millones de ánforas, cuyo contenido en aceite sería capaz de alimentar a una población de medio millón de almas durante 250 años.
Las ánforas béticas del Testaccio son del tipo conocido como Dressel 20 (H. Dressel fue el primer estudioso del yacimiento a fines del S. XIX), de forma panzuda, pesaban unos 30 kg eran muy resistentes, y tenía una capacidad de 70 litros.
Grabadas y pintadas sobre las ánforas se conservan inscripciones que nos informan del nombre del alfarero, del comerciante o transportista, del control fiscal, la tara, su peso neto y la datación consular. Una información riquísima para determinar la importancia de la producción y circulación del aceite bético y reconstruir la historia social, comercial y económica de la época imperial.
Desde 1989 las excavaciones en el Testaccio forman parte del acuerdo cultural entre Italia y España. Las excavaciones están encomendadas a un equipo de investigación español bajo la dirección de los profesores Jose Mª Blazquez y José Remesal.
Desde aquí queremos felicitar a todos aquellos que desde hace ya tantos años desarrollan esta lenta, trabajosa y meticulosa labor de investigación arqueológica, y exhortar a los organismos españoles financiadores para que sigan apoyando este proyecto transcendental para el conocimiento de la historia de los aceites de oliva de España.