Se cumplen dos meses del fallecimiento por coronavirus de Carlos Falcó y Fernández de Córdoba, ingeniero agrónomo, innovador viticultor y olivicultor e inmejorable divulgador y promotor de la excelencia en la elaboración de vinos y aceites de oliva, pilares de la cultura mediterránea.
Conocí a Carlos Falcó en 2003 con motivo de la presentación de su primer “extravirgen”, término que gustaba emplear, en el congreso gastronómico Madrid Fusión. Desde entonces mantuve con él, y posteriormente con su hija Xandra, una cordialísima relación profesional.
A lo largo de los años, a petición de periodistas, olivicultores y expertos de muy diversos países, organicé visitas a su finca toledana Quinto Casa de Vacas, en Malpica, contando en todas ellas con su presencia y colaboración entusiasta. Siempre nos brindó una generosa hospitalidad, haciendo gala de su caballerosidad, cordialidad, vastos conocimientos y un fino sentido del humor.
Hombre cosmopolita, culto e ilustrado, era miembro, entre otras, de la Academia Española de Gastronomía, de la que era vicepresidente, y fue uno de los fundadores del prestigioso Club Siglo XXI.
Publicó varios libros, entre ellos “Entender de Vino” (1999) reeditado al menos en 13 ocasiones y “Oleum, la cultura del aceite de oliva”, de 2013, cuya lectura recomiendo a todos aquellos interesados en la historia y tradiciones del olivo y sus frutos, y en las técnicas y métodos de obtención de aceites de la más alta calidad sensorial y nutricional.
En el primer capítulo de “Oleum” nos cuenta cómo heredó su pasión por la agricultura de su abuelo materno Joaquín Fernandez de Córdoba, duque de Arión, quien le legó en su testamento el Quinto Casa de Vacas. Carlos Falcó interpretó la decisión de su abuelo agricultor de este modo: Te dejo la tierra con mejor suelo para vides y olivos para que puedas realizar en ella tu sueño. Creo que lo logró plenamente.
Cuando comunique su fallecimiento a mi colega californiana Alexandra Kicenik Devarenne comentó”He was a larger-than-life person who will be greatly missed”. No puedo estar más de acuerdo.
Descanse en paz Sr. marqués de Griñón.